domingo, 18 de diciembre de 2016

Última llamada para el vuelo 1912

19 de diciembre del 2007. En un aeropuerto cualquiera del mundo, un pasajero cierra el periódico que ojea. Todavía queda gente en la terminal. Última llamada para los pasajeros del vuelo 1912 con destino... Embarquen por la puerta...
Ya no tiene prisa. Ha estado a punto de perder el vuelo pero siente que a algo o a alguien, le han dado una segunda oportunidad. Entrega amablemente su tarjeta de embarque a la azafata.
-Buenos días.
-Gracias. Que tenga un buen viaje.

Sonríe mientras camina hacia el avión. A pesar de todo, alguien no sabe todavía que le han dado una segunda oportunidad...

sábado, 21 de mayo de 2016

Solo le pido a Dios

Hoy he bajado al Mercado del Guinardó para comprar cuatro cosas y, como cada sábado, me he dado el pequeño gusto burgués de desayunar fuera. Os pongo en situación. Una barra enorme, de unos diez metros. Vacía. Llega un señor mayor y se sienta a mi lado. Se acerca una señora mayor con la mirada herida y se sienta a mi lado. Y yo me enfado. ¿Por qué se sientan junto a mí si el bar está vació?

Cojo mi café y me retiro medio metro más allá. Y entonces pienso en mi gesto. ¿No te had dado cuenta, Georges? Segundos antes le enviabas un mensaje a un amigo pidiéndole quedar hoy porque te te dolía la soledad. Y ahora eres tú el que rechazas a dos personas con el mismo miedo que tú, que solo buscaban tomar un café con otra persona. Solo dos minutos.

Y dándole el último sorbo al café me pongo a llorar en la barra del bar recordando la letra de "Solo le pido a Dios". Ay, Mandell...




lunes, 16 de mayo de 2016

Como si fuera tan fácil...

Unos cuantos días de silencio no van mal, dicen. Algo así como un ataque de misticismo. De hecho. es un tema que trato reiteradamente con mi psicólogo. Huir, salir, callarme, encerrarme para volver a mí, para volver en mí, para volver a ser.

Acabo de mudarme y no me siento bien. Hay algo aquí que no me gusta. Ayer se lo comentaba a Josefina y se quedó parada. No culpo a la casa. No culpo a los vecinos. No culpo al barrio. Probablemente sea yo. Hay algo en mi cabeza que me impide disfrutar. Unos dicen que es cuestión de tiempo. Tiempo... ¿Pero cuánto? Duermo con tapones. Salgo a la calle a cada rato. Estoy lejos de mí. Necesito regresar. Y quedarme...

Así que, cuando me he despertado hoy, he decidido colgar los cuadros y armar la pared de fotos. Espero que me ayude a conectarme con estas cuatro paredes, a empezar a llamarlo casa, a sentirme protegido, descansado. Querido.

Y dejar que la vida siga su curso. Como me dijo el fotógrafo de El Correo el jueves: "Te dura la sonrisa una segundo. Alárgala...". Como si fuera tan fácil...



domingo, 8 de mayo de 2016

Subamos al péndulo...

Dice la RAE que el péndulo es un "cuerpo que oscila suspendido de un punto por un hilo o varilla". Pues, como si de un péndulo se tratase, la vida te lleva de un lado al otro en suave movimiento pendular. Subamos al balancín. 

Si me paro pensar, lo asocio con la música que debe escucharse ahí arriba en el vacío del universo. ¿No es cierto? A veces me siento así. Autómata. Repleto de música. Vacío. Es algo que Miquel, mi terapeuta, siempre me comenta. "Parece que periódicamente aparecen esos episodios en los que te quedas vacío y necesitas parar para llenarte de nuevo". Soy un viejo depósito de agua. 

Llevo semanas deambulando de un lado para otro, lejos, con la mirada miope. ¿Recordáis cómo se miran los escaparates en Navidad? Así es, sin punto fijo. Abandonas la dieta, el gimnasio, el descanso, la lectura, los amigos, el cine, la alegría. Tus gatos. Te abandonas. Y te sientes vacío como un viejo depósito de agua. Estás al otro lado de la línea imaginaria que traza el péndulo, ¿Qué vendrá después? Subamos al péndulo...



miércoles, 4 de mayo de 2016

Punto de partida

Cruce de Muntaner y Travessera de Gràcia
Casi las 19:00
Un día cualquiera, un momento preciso

jamás leerás esto que te escribo
estoy seguro
de hecho queda poco por decir
¿Dio tiempo a decirnos algo?
apenas recuerdo ya nada
quizás unos gestos
ciertos recuerdos imprecisos
una cama vacía
un gemido ahogado
                               evocado

Cada semana yo te busco por las calles y la gente ni mi mira. Me acordaba de los versos que compuso Juan Pardo para la Jurado. Me acompañan cada semana mientras te espero en el cruce de Muntaner con Travessera de Gràcia. Solo dos segundos. A veces creo ver como te acercas. ¿Acaso no acabas de cruzar por Santaló?

Cierro los ojos y te huelo entre tanta gente. Somos animales que llevamos olores del pasado pegados de un lado a otro. Perdón, no quise decir "llevamos". Creo que se ajusta mejor el verbo "arrastrar". Arrastramos olores de un lado a otro. Y pesan, ¿verdad? 

En fin, quería mandarte unas palabras que jamás leerás, de eso estoy seguro. Después de todo cada semana me encuentro en el punto de partida. Y me acuerdo de la Jurado. Pero me acuerdo de ti. 



martes, 3 de mayo de 2016

Saber y ganar

Hace unos días España se despertaba sobrecogida con la noticia de que Jordi Hurtado estaría de baja por primera vez en veinte años al frente de "Saber y ganar". ¡Vaya por Dios! Lo que no saben los españoles es que la historia de la televisión de este país y, si me apuran, la misma historia de este reino, estuvo a punto de dar un giro inesperado hace algo más de quince años. 

¿Y qué ocurrió? Pues servidor se acababa de sacar el carné de conducir y al girar en el cruce de las calles Balmes y Roger de Llúria en Molins de Rei, justo enfrente del Condis de las Escalerillas, estuvo a esto de atropellar al mismísimo Jordi Hurtado. Todavía recuerdo su cara de espanto y el gesto de reprobación que me dedicó. 

Con el paso de los años, cuando rememoro esta anécdota, me gusta imaginar que fue el Ministerio del Tiempo el que intervino para evitar la tragedia y permitir que la historia siguiera su propio curso. 


lunes, 2 de mayo de 2016

Le strade vuote

Estaba intentando definir cómo me sentía hoy y, lo más próximo que he podido recuperar en mi diccionario ha sido la palabra tristeza. Sí. Hoy siento una honda y tibia tristeza, Me río, sí. Sé que no es nada grave, pero lo suficientemente tosca como para andar pegada a mi mirada como una bolsa de plástico queda atrapada en la rejilla de ventilación del metro.

Y es que llevo dos noches soñando que paseo por la Ciudad. No era aquella ciudad que yo conocí, Eran otras calles, otros nombres, otra luz. Pero era sin duda la Ciudad. Mi Ciudad.

¿Recuerdas la canción Città vuota de Mina? Dice algo así como Le strade piene... la città vuota. Buscaba gente y no hallaba más que silencio. En ambos sueños, sí. Silencio. Nada. No te rías... Me quedó de poeta afectado, ¿verdad? Al final va a ser cierto que me siento cómodo navegando en la tormenta.

¿Que cómo me sentía, dices? Imagina. Imagina que caminas por un paseo de Gracia totalmente vacío.  Imagina que te metes en una estación de metro cualquiera y te sientas en el andén sin que suba ni baje nadie de ningún tren. Así.la città vuota.


domingo, 1 de mayo de 2016

Hallux Valgus

Cuando llegas a casa sobre las dos de la mañana borracho, cansado, dolorido o, como diría Josefina, "destruido", no te queda más remedio que dormir mal. Seis horas cortas, pobladas de pesadillas e indefinidos paseos por el sobreático. ¿Qué moverán? ¿Cuáles serán los cuerpos que visten esos pasos?

Suena el despertador y vocalizas tu  primer no, no, no y no, si es domingo y deberías seguir paseando por la Alejandría del siglo IV (no olvidar comentarle a Miquel que no, no, no y no te ha llevado a los cuatro años). El horno huele todavía a esa espuma de afeitar quitagrasas. Fue duro limpiarlo ayer. ¿Podemos decir que limpiaste o acaso no fue una tarea arqueológica? Pensaba en un fresco pompeyano.


Ya sale el café. Qué lindo olor... Y al fondo hoy se ve el mar. ¡Vuelvo a vivir la altura como en los barrios de montaña! Can Graner, El Coll, El Carmel. Ahora El Guinardó. Barrios unidos por un artículo definido masculino y una preposición en desuso con el significado de casa. Ahí es nada.


Quedan todavía muchas cajas por descorchar. El cuerpo sigue ensimismado, cerrado en sí mismo en una postura de oficinista callado. Ayer se me olvidó tomar las pastillas de la vida, justo cuando pensaba en qué difícil era vivir. Abres la ventana y te llega el frío dominical que hiela el café mientras ambos hallux valgus claman por la vida.

sábado, 30 de abril de 2016

Atiende al niño antes de se baje al Ensanche

Acabo de mudarme a un barrio nuevo y jamás imaginaría que la primera conversación mantenida con nativos me llevaría hasta aquí. Resulta que necesitaba un par de kilos de pintura blanca ecoológica para temirnar la maldita pintura de Villa Varsovia. Marcándome un "suñé" (ya contaré en otra ocasión el origen de esta expresión), me he surtido en la droguería del barrio.

"-Pues el barrio ha cambiado a mejor", sostenía una nativa de avanzadísima edad. "¿Recuerdas al que mataron de un tiro ahí en los bloques azules por un hueco para aparacar? Si es que ese edificio, al que también conocían como el de la Granja, estaba lleno de gente mala y repleta de bajeza. Tenía licencia, sí. Pues qué licencia va a ser, la de tirar tiros, mujer". 

"-Es cierto. Eso sería hace por lo menos treinta o cuarenta años, ¿no?", añadía un parroquiano de una edad algo menos avanzada, aunque también extensa. "Este barrio tiene su historia bien negra. Bueno, os acordaréis por lo menos de las tres niñas que atropellaron un  poco más abajo. Si es que antes se atropellaba en Virgen de Montserrat con un facilidad...". 

"-No me lo mientes. ¿Decías Coral para los platos? Y yo todavía me acuerdo de la Tere, la panadera, al que mató el hijodeputa de su marido, que después se ahorcó dos calles más abajo". Ampliaba la droguera con la mirada puesta en la memoria. "Pero vamos a dejarlo aquí, que me vais a asustar al niño".

"Es que el Guinardó tiene su cosa, ¿sabe usted? Aquí antes pasaban cosas. Ahora nos hemos hecho todos viejos y ya no salimos ni de casa. venga, cógete lo que sea el Coral, que ya no distingo las monedas unas de otras. Y atiende al niño, antes de se baje al Ensanche".