Si me paro pensar, lo asocio con la música que debe escucharse ahí arriba en el vacío del universo. ¿No es cierto? A veces me siento así. Autómata. Repleto de música. Vacío. Es algo que Miquel, mi terapeuta, siempre me comenta. "Parece que periódicamente aparecen esos episodios en los que te quedas vacío y necesitas parar para llenarte de nuevo". Soy un viejo depósito de agua.
Llevo semanas deambulando de un lado para otro, lejos, con la mirada miope. ¿Recordáis cómo se miran los escaparates en Navidad? Así es, sin punto fijo. Abandonas la dieta, el gimnasio, el descanso, la lectura, los amigos, el cine, la alegría. Tus gatos. Te abandonas. Y te sientes vacío como un viejo depósito de agua. Estás al otro lado de la línea imaginaria que traza el péndulo, ¿Qué vendrá después? Subamos al péndulo...

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