Hoy es Viernes de Dolores y me he acordado de ella. El viernes de antes al Domingo de Ramos ella solía invitar a las vecinas y a sus nueras a tomar café. Y servía sus dulces de Semana Santa recién hecha: roscos y flores. Ofrecía, claro está, los más jugosos, los más tiernos.
Hay que demostrarles a estas brujas que los roscos de tu abuela son los mejores. La Doloricas los hace bueno pero les echa vino y jamás de la vida se le ha echado vino a los roscos en el Cortijo. Y encima los hace muy chicos... Mari, ¿me bajas la cafetera grande? Y sube las sillas del sótano. Niño, avísame a la Josefina, a la Loli, a la Rosario. Cómete otro, prenda, que luego se los comerán están locas.
Y así pasamos muchos Viernes de Dolores, entre cafeteras y viejas que se iban enlutando con el paso del tiempo, recordando cristianas recetas de un Cortijo que dejó de vivir muchos años atrás, entre cajas de roscos y antiguos pasodobles susurrados. Ay, Lolica, dónde quedaron tus roscos y tus flores del Viernes de Dolores.
El regreso a un piso cerrado después de tres años viajando por los siete mares del sur y estaciones varias del suburbano me ha animado a relatarles las peripecias de mis amigos Georges Mandell, Le Roi du Petrol, Tomo Kitari, Frau Saigón o la Loca Domitila y, por supuesto, servidor.
viernes, 30 de marzo de 2012
lunes, 26 de marzo de 2012
Sigo esperando la lluvia de octubre
Sigo esperando la lluvia de octubre
Como se espera la carta de un amigo
Como se espera a que suba el café
Como se espera un susto en la noche
Sigo esperando la lluvia de octubre
Como se espera el autobús
Como se espera el último capítulo de un libro
Como se espera el descanso de los muertos
Y sigo esperando la lluvia de otoño
Con la esperanza de que el agua
Al fin
Se lleve cada uno de los versos
De esta mediocre canción
Como se espera la carta de un amigo
Como se espera a que suba el café
Como se espera un susto en la noche
Sigo esperando la lluvia de octubre
Como se espera el autobús
Como se espera el último capítulo de un libro
Como se espera el descanso de los muertos
Y sigo esperando la lluvia de otoño
Con la esperanza de que el agua
Al fin
Se lleve cada uno de los versos
De esta mediocre canción
viernes, 23 de marzo de 2012
Y nada más
Ya sólo quedaban palabras viejas para definir exactamente lo que nos había pasado, lo que habíamos sentido. Para todo ya sólo nos quedaban términos obsoletos, imágenes en VHS que no podíamos reproducir, pensamientos que sonaban lentamente a 33 revoluciones. Nada más. Lo que se conoce vulgarmente como nada más. Por aquel entonces nos preguntábamos qué podíamos hacer. Años después sigo creyendo que nada más.
martes, 20 de marzo de 2012
Monólogo en dos paradas de autobús
Que el viento me lleva a la locura es un hecho constatado. Tengo pruebas más que suficientes. Y podré demostrarlo sin necesidad de un abogado.
No necesito fotos ni grabaciones ni siquiera testigos que justifiquen ante el Mundo que, nada más levantarse el viento del norte, mi mente se nubla y mi voluntad se turba. Y no es cuestión de una rima asonante fácil.
Y silba el viento y se me mete hondo por el oído y me atraviesa la mente e imagino. ¿Fue así?
Subo la cuesta de casa en blanco y negro. Abro la llave en un tono azul. ¿Cómo se llamaba el viento frío que venía del mar?
No necesito fotos ni grabaciones ni siquiera testigos que justifiquen ante el Mundo que, nada más levantarse el viento del norte, mi mente se nubla y mi voluntad se turba. Y no es cuestión de una rima asonante fácil.
Y silba el viento y se me mete hondo por el oído y me atraviesa la mente e imagino. ¿Fue así?
Subo la cuesta de casa en blanco y negro. Abro la llave en un tono azul. ¿Cómo se llamaba el viento frío que venía del mar?
lunes, 12 de marzo de 2012
Quizás la técnica del avestruz no funcione...
Estamos atravesando una zona de turbulencias. Por favor, permanece sentado con el cinturón de seguridad abrochado hasta que sí, ya sé, bonita… Estaba durmiendo tan ricamente hasta que hemos empezado a botar como palomitas de maíz en un microondas.
Mientras intentaba recomponer mi estructura molecular, cruelmente trastocada por el caprichoso vaivén del aeroplano, pensé en lo que me esperaba a la vuelta. Hagamos memoria, Mandell. Recoger lavadora. Poner lavadora. Cambiar toallas y sábanas. ¿Lavar cortinas? Quitar manta. Lavar manta. Se han roto las dos asas de la maleta. Comprar maleta. Comprobar si ha caído agua de la gotera. Ha caído, pues llamar al vecino. No ha caído, llamar de todos modos al casero y al vecino (ruego: Virgencita, no me quiero mudar ahora… ) Comprobar pastillas, ¿cuánto tiempo llevo con el tratamiento de antibióticos? He perdido la cuenta... Igual sería bueno llamar a la doctora Grau y pedirle un RIP. Intentar reconciliación con P. Sería cristiano por mi parte. Darme una tregua. Sí, sobre todo, darme la oportunidad de no pensar durante unos días…
¿Y qué hay después de este exilio dorado de cinco días a pleno confort emocional? No podría detallarlo más que en aljamiado… Y pienso en una cosa que hablamos R. y K. en Sofihem: ¡Cuán equivocados estábamos al pensar que encontrarse bien era un fin y no el propio camino! En fin, quizás la técnica del avestruz no funcione. Tendremos que echar mano del plan B. ¿Alguna idea Amando?
Mientras intentaba recomponer mi estructura molecular, cruelmente trastocada por el caprichoso vaivén del aeroplano, pensé en lo que me esperaba a la vuelta. Hagamos memoria, Mandell. Recoger lavadora. Poner lavadora. Cambiar toallas y sábanas. ¿Lavar cortinas? Quitar manta. Lavar manta. Se han roto las dos asas de la maleta. Comprar maleta. Comprobar si ha caído agua de la gotera. Ha caído, pues llamar al vecino. No ha caído, llamar de todos modos al casero y al vecino (ruego: Virgencita, no me quiero mudar ahora… ) Comprobar pastillas, ¿cuánto tiempo llevo con el tratamiento de antibióticos? He perdido la cuenta... Igual sería bueno llamar a la doctora Grau y pedirle un RIP. Intentar reconciliación con P. Sería cristiano por mi parte. Darme una tregua. Sí, sobre todo, darme la oportunidad de no pensar durante unos días…
¿Y qué hay después de este exilio dorado de cinco días a pleno confort emocional? No podría detallarlo más que en aljamiado… Y pienso en una cosa que hablamos R. y K. en Sofihem: ¡Cuán equivocados estábamos al pensar que encontrarse bien era un fin y no el propio camino! En fin, quizás la técnica del avestruz no funcione. Tendremos que echar mano del plan B. ¿Alguna idea Amando?
miércoles, 7 de marzo de 2012
Recortes de un pensamiento nórdico
Siempre me ha maravillado el dominio de la luz que tienen los pueblos del norte.Nosotros, que vivimos en el derroche de luz mediterránea, colgamos persianas y corremos cortinas.Ellos, que se deslizan ocultos bajo la oscuridad, despejan ventanales y prenden velas.Supongo que cada uno ansía tener justo aquello que carece.
Y pienso esto mientras apago una a una las lamparitas del salón. R. se va a dormir temprano. Su tren sale para el pueblo de madrugada y hay que lustrar zapatos; planchar el cuello de la camisa e intentar un sobrio nudo de corbata.
Mientras tanto, voy preparando el café y desgranamos con preciosimo estético la ceremonia en honor de la mormor. Dice que el suelo esá tan helado que no podrán enterrar las cenizas hasta mayo.Y la memoria me devuelve un recuerdo. Llegaba a esta ciudad por primera vez tan sólo unos días después de enterrar a mi abuela.
Y es que mueren las abuelas y la muerte está un peldaño más cerca. Y se me hiela el corazón cuando pienso que de mi abuela Lola no consigo recordar su voz.
Y pienso esto mientras apago una a una las lamparitas del salón. R. se va a dormir temprano. Su tren sale para el pueblo de madrugada y hay que lustrar zapatos; planchar el cuello de la camisa e intentar un sobrio nudo de corbata.
Mientras tanto, voy preparando el café y desgranamos con preciosimo estético la ceremonia en honor de la mormor. Dice que el suelo esá tan helado que no podrán enterrar las cenizas hasta mayo.Y la memoria me devuelve un recuerdo. Llegaba a esta ciudad por primera vez tan sólo unos días después de enterrar a mi abuela.
Y es que mueren las abuelas y la muerte está un peldaño más cerca. Y se me hiela el corazón cuando pienso que de mi abuela Lola no consigo recordar su voz.
lunes, 5 de marzo de 2012
La importancia de llamarse Mandell, Georges Mandell
Recientemente asistí a un euroevento en Madrid con motivo de la elección de la canción que representará a España en nuestro adorado Festival de Eurovisión. El pueblo español escogió por democrática votación Quédate conmigo, que defenderá Pastora Soler. Pues resulta que Pastora Soler no se llama así, sino que la inscribieron en el Registro Civil como Pilar Sánchez, Pili para ser más exacto. Claro, el funcionario no sabía que Pili Sánchez sería coplera y eurocantante. ¿Seróa posible una Pili Sánchez en Eurovisión? En fin, estoy esperando a ver cómo se pronuncia Pastora en azerí, sueco, esloveno o portugués. Como se diría en extranjero, estoy curioso.
Toda esta divagación mariplaniana venía al hilo de la identidad de este fiel escribidor. ¿Y por qué? Un oyente del podcast La vida es un festival saludó a Justin McCarthy, uno de los miembros del equipo y uno de ellos me reconoció como "tú eres el Georges o algo así".
Años ha me preguntaba el recepcionista de un hotel en Berlín cómo se pronunciaba mi apellido: Mándell o Mandéll. Tremenda duda… En casa lo pronunciamos de ambas maneras. Papá es plano y mamá es aguda. ¿O era al revés? Lo que sí es cierto es que no existe un consenso familiar sobre la correcta acentuación de nuestro patronímico. Supongo que dicha bipolaridad fonética es intrínseca a la vorágine identitaria de los Mandell. Hoy somos así y mañana nos convertimos en asá. Elemental querido radioyente, soy Mandell, Georges Mandell. ¿Quiere usted un autógrafo?
Etiquetas:
españa,
eurovision,
georges_mandell
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)


