miércoles, 7 de marzo de 2012

Recortes de un pensamiento nórdico

Siempre me ha maravillado el dominio de la luz que tienen los pueblos del norte.Nosotros, que vivimos en el derroche de luz mediterránea, colgamos persianas y corremos cortinas.Ellos, que se deslizan ocultos bajo la oscuridad, despejan ventanales y prenden velas.Supongo que cada uno ansía tener justo aquello que carece.

Y pienso esto mientras apago una a una las lamparitas del salón. R. se va a dormir temprano. Su tren sale para el pueblo de madrugada y hay que lustrar zapatos; planchar el cuello de la camisa e intentar un sobrio nudo de corbata.

Mientras tanto, voy preparando el café y desgranamos con preciosimo estético la ceremonia en honor de la mormor. Dice que el suelo esá tan helado que no podrán enterrar las cenizas hasta mayo.Y la memoria me devuelve un recuerdo. Llegaba a esta ciudad por primera vez tan sólo unos días después de enterrar a mi abuela.

Y es que mueren las abuelas y la muerte está un peldaño más cerca. Y se me hiela el corazón cuando pienso que de mi abuela Lola no consigo recordar su voz.

1 comentario:

la gata chundarata dijo...

seguro que cuando sueñas la recuerdas, y es que esta dentro de tí, tan dentro que a veces cuesta aflorar...