lunes, 12 de marzo de 2012

Quizás la técnica del avestruz no funcione...

Estamos atravesando una zona de turbulencias. Por favor, permanece sentado con el cinturón de seguridad abrochado hasta que sí, ya sé, bonita… Estaba durmiendo tan ricamente hasta que hemos empezado a botar como palomitas de maíz en un microondas.

Mientras intentaba recomponer mi estructura molecular, cruelmente trastocada por el caprichoso vaivén del aeroplano, pensé en lo que me esperaba a la vuelta. Hagamos memoria, Mandell. Recoger lavadora. Poner lavadora. Cambiar toallas y sábanas. ¿Lavar cortinas? Quitar manta. Lavar manta. Se han roto las dos asas de la maleta. Comprar maleta. Comprobar si ha caído agua de la gotera. Ha caído, pues llamar al vecino. No ha caído, llamar de todos modos al casero y al vecino (ruego: Virgencita, no me quiero mudar ahora… ) Comprobar pastillas, ¿cuánto tiempo llevo con el tratamiento de antibióticos? He perdido la cuenta... Igual sería bueno llamar a la doctora Grau y pedirle un RIP. Intentar reconciliación con P. Sería cristiano por mi parte. Darme una tregua. Sí, sobre todo, darme la oportunidad de no pensar durante unos días…

¿Y qué hay después de este exilio dorado de cinco días a pleno confort emocional? No podría detallarlo más que en aljamiado… Y pienso en una cosa que hablamos R. y K. en Sofihem: ¡Cuán equivocados estábamos al pensar que encontrarse bien era un fin y no el propio camino! En fin, quizás la técnica del avestruz no funcione. Tendremos que echar mano del plan B. ¿Alguna idea Amando?

1 comentario:

la gata chundarata dijo...

Pues en el el relato está la respuesta, disfrutando del estar bien como un medio y no como un fin...

Como esta la gotera? y la lavadora? mi consejo es que espere que haga mejor tiempo para las cortinas... miau miau